Me gusta viajar en tren.
Paso de los recuerdos de pequeña, con noches en coche-cama y frío en la estación, a recorrer la Europa del este en trenes regionales con una mochila al hombro, o a cruzarme la península en doce horas...
Pero resulta que los trenes no nos gustan en las ciudades.
Crean barreras, límites, haciendo barrios que se miran pero no se pueden alcanzar...
Y nos ofrecen una via en desuso, un parquecito al otro lado y un proyecto por hacer...
Los raíles son como las cremalleras...
¿ Por donde deberia empezar a coser Burgos ?
Paso de los recuerdos de pequeña, con noches en coche-cama y frío en la estación, a recorrer la Europa del este en trenes regionales con una mochila al hombro, o a cruzarme la península en doce horas...
Pero resulta que los trenes no nos gustan en las ciudades.
Crean barreras, límites, haciendo barrios que se miran pero no se pueden alcanzar...
Y nos ofrecen una via en desuso, un parquecito al otro lado y un proyecto por hacer...
Los raíles son como las cremalleras...
¿ Por donde deberia empezar a coser Burgos ?
1 comentario:
La palabra rutina es espantosa.
Los magos (esos señores con bigote y sombrero que hacen cosas imposibles) tienen una acepción mejor para ese término.
Llaman así al conjunto estudiado de efectos que se hacen siempre encadenados.
Llaman así a un trozo de magia.
Y sus infinitas variedades.
Cada mañana, Caperu, es primavera.
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